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Delirio de un prófugo

Por desgracia, no todas mis cavilaciones son tal útiles: hay —solamente en la imaginación, para inquietarme— la esperanza de que toda mi enfermedad sea una vigorosa autosugestión; que las máquinas no hagan daño; que Faustine viva, y dentro de poco yo salga a buscarla; que nos riamos juntos de estas falsas vísperas de la muerte; que lleguemos a Venezuela Continúa leyendo Delirio de un prófugo

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Julio Cortázar: El Perseguidor

–Lo que pasa es que se creen sabios – dice de golpe –. Se creen sabios porque han juntado un montón de libros y se los han comido. Me da risa, porque en realidad son buenos muchachos y viven convencidos de que lo estudian y lo que hacen son cosas muy difíciles y profundas. En el circo es igual, Bruno, y entre nosotros es igual. Continúa leyendo Julio Cortázar: El Perseguidor